"En la sociedad existe la creencia generalizada de que la jubilación es un suceso negativo para el individuo y comúnmente se asocia a la vejez, deterioro, aislamiento, soledad, escasez de recursos económicos, inactividad, etc." (Prados y Muñoz, 2002).
Esta perspectiva de la jubilación, especialmente en adultos mayores (edades comprendidas entre los 58-64 años), puede variar, todo depende del modo de ver la vida, cómo se ha adaptado al proceso de envejecimiento y a los cambios producidos por este: cansancio, sin fuerzas, deja de hacer actividades que antes le parecían fáciles, entre otras.
Los adultos mayores pueden tener dos posiciones respecto a la jubilación: Una Positiva y otra Negativa. Lo positivo se atribuye a la adaptación adecuada y a la flexibilidad de ante cualquier cambio, también influye lo socioeconómico (que también se encuentra ligado a lo negativo de la jubilación) ya que a una determinada edad las personas consideran que ya es tiempo de retirarse del trabajo (voluntad propia) para disfrutar de todo lo que ha logrado con éxito a lo largo de su vida. A su vez se considera que a muchos de los adultos mayores les gustaría seguir trabajando, sin embargo los trabajos serían muy limitados para sus condiciones o posiblemente se pueda administrar un trabajo en base a sus limitaciones y necesidades.
Del lado negativo, se debe principalmente a la necesidad económica. Muchos adultos mayores siguen trabajando hasta edades muy avanzadas por el simple hecho de tener necesidades; que deben ser satisfechas tanto para ellos como para su familia. Por ésta razón, el cambio repentino o brusco causa en ellos un sentimiento de desolación a tal punto de crear un pensamiento de inutilidad de manera general, pensamiento que a su vez es reforzado por la gran demanda de trabajadores jóvenes en cualquier tipo de empleo.
Por ello se crean Programas de Preparación para la Jubilación:
Los primeros programas de preparación para la jubilación surgen en los años cincuentas (Olson y Kosloski, 1958). Con estos programas se trata de disminuir la ansiedad que sientes los trabajadores ante esta situación.
Sáez Narro y Aleixandre (1994) sostienen que la intervención en la preparación para la jubilación será más efectiva si se realiza en la edad adulta. En edades intermedias e iniciales del ciclo vital, cuando la sociedad concentra el poder en manos del individuo, se puede planificar la jubilación como un acto de autojubilación.
Esta preparación se divide en dos:
- Preparación Formativa: pretenden facilitar la transición y adaptación del sujeto a su nueva situación, ya que se considera a este evento como un período de crisis. Trata que la jubilación sea percibida de forma positiva, utilizando como materia principal en los programas: las actividades que contemplan aspectos lúdico-recreativo, deportes, voluntariado social, actividades manuales de todo tipo, entre otros.
- Preparación Infromativa: consiste en la planificación de los eventos que puedan ocurrir ya sean disminución de los ingresos, aumento del tiempo libre, falta de trabajo, etc. Desde ese punto, los programas buscan basarse en en la estimulación de la búsqueda de información para realizar planes y objetivos a futuro y de esa manera reducir la ansiedad al momento de enfrentarse ante éste evento.
Referencias:
- Olson, E. y Kosloski, K. (1958). Retirement planning programs: Are they still relevant? Comunicación presentada a la 41 Reunión Científica de Gerontología y Sociedad en América. San Francisco, California.
- Prados Cuesta, M. y Muñoz Tortosa, J. (2002). La Jubilación. En J. Muñoz (Ed.). Psicología del Envejecimiento (pp. 111-122). Madrid: Pirámide.
- Sáez Narro, N., Aleixandre, M, Meléndez, J.C. y Vicente de, P. (1993). Preparación para la Jubilación. En R. Rubio y J. Muñoz (comps.): Gerontología social: perspectivas teóricas y de intervención. Disputación provincial de Jaén.
- Sáez Narro, N., Aleixandre, M. y Meléndez, J.C. (1995). Evolución del nivel de necesidades educativas para la preparación de la jubilación en nuestro contexto. Rev. PADE. Universidad de Valencia.
Sería muy bueno difundir estos programas de preparación a este cambio que afecta mucho a los adultos mayores en nuestro país. Sería una buena politica a plantear en las empresas por los futuros psicológos organizacionales.
ResponderEliminarAsí es Dana, sería un cambio totalmente positivo tanto para las empresas y aún más para los adultos mayores para que no les afecten demasiado los cambios que causan la jubilación, de esa manera se contribuye con el bienestar integral de las personas.
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