"Con el transcurso de los años, nuestra calidad de vida y salud dependerá mucho del tipo de alimentación recibida... Las enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes, la hipertensión, el colesterol alto y el cáncer, entre otras, tienen relación con el tipo de dieta que consumimos" (MIMDES, 2008).
Lo que indica el MIMDES, es muy claro, se refiere a la típica frase: "ERES LO QUE COMES", si a lo largo de la vida un niño se ha alimentado adecuadamente con frutas, verduras, lácteos, proteínas y principalmente alimentos bajos en grasas trans, es decir, el poco consumo de alimentos que hayan sido industrializados; y continúa con estos hábitos alimenticios durante toda su vida, al ser adulto mayor verá resultados positivos; recuerde que toda alimentación debe ser balanceada, no llegar ni a un extremo ni a otro.
Ahora a medida que las personas envejecemos, se producen cambios en nuestro organismo, tal es el caso de la pérdida del volumen corporal o masa muscular, los huesos se tornan mucho más débiles por descalcificación y a consecuencia de ello nos volvemos menos activos, menos fuertes y más vulnerables a caídas y golpes significativos que agravan la salud.
En siguiente cartilla, el MIMDES, expresa lo siguiente: según la pirámide nutricional para las personas mayores, es recomendable organizar nuestra alimentación en el siguiente orden:
- Consumir más agua (de 6 a 8 vasos al día)
- Consumir cereales (maíz, trigo, cebada, arroz, avena, etc.)
- Consumo de verduras, hortalizas y frutas (tratar de consumirlas diariamente)
- Alimentos derivados de origen animal (leche de vaca y sus derivados: yogurt, quesos, matequilla; también el consumo de huevos y las carnes, preferentemente sin grasas)
- En último lugar están los aceites, la sal, el azúcar refinada
- Complementos nutricionales: calcio, vitamina D y algunos componentes del complejo B. Consumir brócoli, acelgas, queso fresco, cereales, etc.
- Consumo de alimentos altos en fibra (esto ayudará a evitar el estreñimiento)
Por lo tanto, nuestro proceso de envejecimiento y una vejez digna dependen estrechamente de nosotros mismo, de nuestros hábitos alimenticios y de la fuerza de voluntad; aún más en nuestros días que, por lo mismo que se vive de manera acelerada, se deja de lado la comida nutritiva y de casa por la llamada fast food, que a largo plazo, solo nos trae problemas de salud en general.
Referencia: Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social. (2008). Cartilla N°6: Autocuidado Nutricional de las Personas Adultas Mayores (2° ed.). Lima: Autor.
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